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Aurora Ferrández

Categoría: Empresa

Hola, soy Aurora Ferrández y, junto con mis compañeros Jorge Sánchez y Asier Martínez, soy co-fundadora de Quimsil. Nuestra empresa se dedica al reciclaje químico de siliconas, uno de los plásticos con mayor huella ambiental y ampliamente usado en el sector industrial.

En Quimsil empleamos la economía circular para descomponer químicamente los residuos gomosos de este plástico y obtener las moléculas de origen con las que volver a fabricar fluidos de silicona con amplia aplicación en sectores industriales como adhesivos, productos de limpieza o lubricantes. Con este proceso reducimos en un 70% la huella de carbono, obtenemos materias primas de valor a un precio un 20% más económicas que las vírgenes y evitamos que miles de toneladas de este residuo acaben en los vertederos. ¡Emprender en el sector industrial supone un reto, pero las ingenieras nos dedicamos precisamente a resolver retos!

Desde pequeña siempre tuve curiosidad por entender como funcionaban los mecanismos, llegando a desmontar algunos juguetes para ver que había dentro. A diferencia de mi familia, que se expresan en diferentes estilos artísticos, a mí me gustaba dibujar y analizar los diseños industriales, es decir los de los objetos del día a día. Es por ello que elegí para estudiar ingeniería en diseño industrial en la Universidad Politécnica de Valencia, combinando así la parte creativa y analítica.

En mi formación universitaria combiné estudios y trabajo, para costearme los gastos de vivir fuera del hogar familiar. Gracias a los buenos resultados académicos pude entrar a trabajar al estudio Discoh Design, donde aprendí cómo trasladar ideas a proyectos reales. Fue durante mi Erasmus en Finlandia cuando entré en contacto con el modelo de “economía circular”; un término que escuché por primera vez allí, pues en España todavía no estaba tan extendido. Me gustó el planteamiento de transformar residuos en materia prima e intenté crear un proyecto siguiendo este modelo con compañeros finlandeses, aunque sin éxito.

Después de acabar mis estudios empecé a trabajar en una empresa de diseño industrial, en la que estuve por 3 años aprendiendo sobre diferentes técnicas de fabricación, para acabar finalmente dirigiendo un área. Dejé esta empresa para ayudar a mi madre en la gestión de su pequeña galería de arte, pero seguí formándome en cómo implementar la economía circular en procesos industriales cursando en este tiempo el máster en diseño sostenible. Finalmente tuvimos que cerrar la galería de arte. Fue en este tiempo sin trabajo cuando me apunté a un programa de emprendimiento en la Universidad de Alicante y conocí a mis socios, Jorge y Asier, ambos ingenieros químicos y con interés en crear un proyecto industrial.

Quimsil nació al observar la cantidad de residuos de silicona que emplean los fabricantes de moldes para el sector del calzado que después de pocos usos se desechan. Seguimos indagando y vimos la gran cantidad de residuos de este plástico que se generaban en otros sectores y que no había un tratamiento de reciclado para estos, acabando en vertederos. Descubrimos que era viable su reciclado, ya que existían publicaciones científicas que lo constataban y también vimos que había una empresa en EEUU que había montado una planta de reciclado químico, así que decidimos empezar a realizar pruebas para validar el proceso.

Cuando tuvimos los primeros resultados positivos en los ensayos de laboratorio presentamos el proyecto de empresa ante la comunidad académica, la administración y otras empresas, recibiendo muy buena acogida, que se traduce en diferentes reconocimientos. Unos ejemplos son el premio del instituto tecnológico AITEX a la mejor iniciativa emprendedora o el primer premio, a nivel europeo, del concurso EIT Jumpstarter. Gracias al importe económico de los premios hemos podido comprar equipamiento para realizar más pruebas. Actualmente hemos conseguido poner nuestro primer producto en el mercado. Se trata de un aceite de silicona, como el que pretendemos fabricar, que hemos comprado como subproducto de procesos industriales. Mediante un tratamiento que le aplicamos conseguimos restaurar las propiedades para poder venderlo. De esta manera validamos el interés del mercado por lo que ofrecemos e ingresamos una pequeña cantidad que nos permite soportar los costes de la empresa hasta que consigamos escalar a nivel planta industrial.

Además, nos estamos preparando para dar el salto a planta piloto, esto es un paso necesario para terminar de validar la tecnología y justificar la planta industrial que dé abasto a los residuos que se generan en toda España. Con esta planta piloto pretendemos demostrar en pequeñas cantidades que somos capaces de reciclar residuos reales de silicona y que los clientes están satisfechos con la calidad de nuestro producto. Mantenemos el contacto con dos grandes multinacionales del sector de la química que les ha interesado mucho nuestra propuesta y están pendientes de los resultados que obtengamos en estos próximos meses. De cumplirse nuestras expectativas se posibilitará una inversión interesante en la provincia de Alicante para construir la primera planta de reciclaje de silicona de Europa, lo que supondrá un impulso para la economía alicantina y en la creación de numerosos puestos de trabajo.

Este premio supondrá un gran impulso para nuestro proyecto, ayudándonos en el estudio de la patentabilidad del proceso de reciclaje. De esta forma conseguiremos atraer inversión y avanzar más rápidamente en el escalado industrial. En Quimsil creemos en el feminismo real, es decir, el acceso igualitario de perfiles tanto masculinos como femeninos a puestos de toma de decisión, con esto pretendemos luchar contra el estigma del acceso de la mujer a muchos campos de ingeniería, ya que en anteriores trabajos he sentido cierta desventaja a la hora acceder a una misma plaza. El equipo de Quimsil lo componen a día de hoy Almudena, Inés, Jorge, Asier y yo. Hemos pensado instalar la planta de producción en la localidad de Salinas, un municipio de alicante con una baja densidad poblacional y cercano a un núcleo industrial del sector del calzado (Elda-Petrer), de esta forma contribuiremos a llevar nuevos habitantes al municipio. Además, priorizaremos la contratación de trabajadores mayores de 50 años en los siguientes puestos a cubrir.

Como les digo a las jóvenes estudiantes en las charlas de motivación para ser ingenieras, el camino está lleno de retos, pero el éxito requiere esfuerzo.


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