Nacido en Valencia en 1993, soy científico y emprendedor especializado en el diseño computacional de proteínas. Mi trayectoria se resume en una cita reciente de El Confidencial: ‘Alfredo ha logrado, antes de los 30, cofundar dos empresas de biotecnología, publicar en Nature, estudiar junto al Nobel David Baker (2024) e investigar en las terapias del futuro’. Esta trayectoria ha sido reconocida por Business Insider en 2023, que me destacó entre líderes jóvenes revolucionando ‘Healthtech’, y por Puget Sound Business Journal en 2024, como uno de los jóvenes ejecutivos sub-40 que han dejado huella en el panorama empresarial en el estado de Washington. Recientemente fui seleccionado por el Ayuntamiento de Valencia y la Cámara de Comercio como uno de los «València Ambassadors», un título honorífico que forma parte de una iniciativa para posicionar a la ciudad como un referente internacional en inversión, innovación y turismo.
Mi trayectoria comenzó con la obtención del Grado en Biotecnología en la Universidad Politécnica de Valencia (2011-2015), donde me gradué con honores. Durante mis estudios, participé en el proyecto científico y empresarial «Sexy Plant», que recibió premios en competiciones internacionales como el ClimateLaunchpad 2015 y los Katerva Awards 2017. Con el respaldo de una beca La Caixa de postgrado, en 2016 me trasladé a Seattle para cursar un doctorado en Bioingeniería y Diseño Computacional de Proteínas en la Universidad de Washington. Bajo la mentoría del profesor David Baker, Premio Nobel en Química 2024, mis descubrimientos se materializaron en publicaciones científicas de alto impacto, patentes y la fundación de dos empresas basadas en la tecnología desarrollada durante mi doctorado: Neoleukin Therapeutics (fundada en 2018, que salió a bolsa y posteriormente realizó un reverse merger) y Monod Bio (fundada en 2021).
Actualmente, como cofundador y Chief Scientific Officer de Monod Bio, lidero a un equipo de más de 20 personas dedicado a desarrollar biosensores mediante el diseño computacional de proteínas usando inteligencia artificial. Estos biosensores están diseñados para ser más rápidos, sensibles, precisos y accesibles que la mayoría de los ensayos disponibles, resolviendo problemas comunes en el sector. Su aplicación beneficia tanto a investigadores en universidades y empresas que buscan acelerar sus proyectos como a la mejora de diagnósticos clínicos, ofreciendo resultados más rápidos y precisos para los pacientes. Con esta visión, en 2022 levantamos una ronda de financiamiento de 25 millones de dólares. En 2024, hemos logrado comercializar nuestros primeros productos, marcando un hito como la primera proteína de novo disponible en el mercado. También hemos establecido colaboraciones estratégicas con líderes globales en diagnósticos y herramientas biotecnológicas.