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Lucía Sáiz Alegre

Categoría: Cultura

Mi nombre es Lucía Saiz Alegre. Desde pequeña me he vinculado y he mostrado interés por la economía, la política y las causas sociales. Siempre he pensado que todas las personas tenemos nuestro grado de responsabilidad para mejorar la sociedad en la que vivimos. Cuando empezó a nacer mi atracción por el cine y la industria audiovisual decidí que quería dedicarme a ello y descubrí que a través del audiovisual podía focalizar mis inquietudes sociales. Podía utilizar el arte como herramienta de cambio social.

Durante mi formación en la Universitat Jaume Primer así lo hice, intentando vincular cada proyecto o trabajo académico a llenar esa inquietud que me nace innata. Con el tiempo fui teniendo más claro que quería dedicarme a dirigir y realizar documentales. Documentales que acercaran a la sociedad otras realidades. Que les hicieran reflexionar, replantearse, deconstruirse o simplemente que les trasmitiera a través de una pantalla.

Esperaba con ansia poder aprovechar al máximo la asignatura optativa de Documental que nos imparten en el último curso de la carrera. Era el momento perfecto para poder sacar el máximo partido las horas lectivas en un proyecto que quería realizar desde hacía un tiempo. Un proyecto con una gran vinculación personal para mi y en el que buscaba que los y las espectadoras se vieran identificadas/os, se plantearan muchas preguntas y buscaran resolverlas.

Y es así como un trabajo de la universidad pasó a ser “Nada que contar” un corto documental amateur grabado en únicamente una mañana por 4 estudiantes, sin un presupuesto, con el material prestado por la universidad y que ha competido y se ha visualizado en festivales de todo el mundo. Ganador del festival Filmnow y Oculus. Seleccionado en la Trobada Audiovisual del Cinema Jove de València. Seleccionado en la selección oficial de los festivales Cortada2019, Golden Baklava Film Academy (Turquía), Curta Gênero 2019 (Brazil), Festival Film Transfronterer 2019 (Francia) y Film Proyecta XIV.

Este primer cortometraje documental que dirigí, aún a pesar de los miedos, inseguridades y medios con los que contábamos ha servido no solo para que una historia que vivía día a día en mi casa se conociera sino que también ha conseguido hacer a muchísima gente de todo el mundo participe de ella.

Al acabar la carrera me convertí en una de tantas jóvenes cualificadas que ni pueden trabajar de su formación, ni pueden seguir estudiando por motivos económicos. Por lo que decidí, como muchos/as otras, irme al extranjero a trabajar con la excusa de mejorar mi nivel de inglés. Irse al extranjero es una decisión dura a la que haces frente para tener más posibilidades en otros mercados laborales. Sin embargo, la realidad es que las cocinas y las fábricas de los países de habla inglesa están llenos de jóvenes españoles/as muy cualificados que deciden lanzarse a esta aventura medio obligados por la situación actual.

Y es así, mientras fregaba o cocinaba durante turnos interminables, en la que he recibido las noticias de cada selección del cortometraje Nada que contar. He acabado junto a mis compañeras el segundo cortometraje que co-dirigí, La Z.A.L, Zona Abans de Llauradores, seleccionado para el Festival Cinema Ciutadá Compromés. He presentado el proyecto Visibles seleccionado para por la Universitat Jaume Primer para el Pitching de Universidades. Y he presentado el proyecto de corto documental Lienzos Libres seleccionado para el programa Atenea por el Cinema Dona.

Todos estos reconocimientos llegaron en el mejor momento. En ese en el que te replanteas si de verdad “vales” para esto. En el que piensas que alomejor todo es más fácil si cambias de rumbo. Pero cuando gente de la industria valora de forma positiva tus esfuerzos, únicamente queda agradecer y empezar a confiar más en que el talento existe y sólo falta seguir esforzándose para que sea descubierto.

Durante los próximos meses vamos a seguir presentando tanto Nada que contar como La Z.A.L, Zona Abans de Llauradores a festivales de todo el mundo para que estas historias, que deben ser vistas y escuchadas, lleguen a más gente. Todo ello, sabiendo que es un objetivo difícil ya que ambos cortometrajes son amateurs, no contaron con profesionales, ni con material profesional a la hora de realizarlo, ni cuentan ahora con una productora ni distribuidora que les respalde económicamente para hacer frente a los costes de inscripción de los festivales. Pero a pesar de ello, vemos cómo están siendo bien valorados y recibidos por la industria y eso anima, a pesar de los momentos duros, a seguir persiguiendo el objetivo que me llevó a querer dedicarme al cine, utilizar el arte como herramienta de cambio.

Por todo ello, por los logros obtenidos con el cortometraje Nada que contar así como otros que he ido cosechando con esfuerzo, trabajo y constancia y pese a las dificultades, presento mi candidatura a los VII Premios Talento Joven CV. Sin duda, se trata de un reconocimiento que hará que pueda seguir formándome en el campo de documental además de una gran visibilidad para poder mover nuevos proyectos e ideas.

Muchas veces el talento se liga al éxito, pero no siempre es así. No son los premios que se ganan sino los objetivos que se logran los que implican el éxito. Gracias a Nada que contar yo he empezado a lograr muchos de los objetivos que me marqué en su día cuando decidí querer dedicarme al audiovisual, ahora queda seguir trabajando muy duro y aprovechar todas las oportunidades que vengan para poder hacer de mi arte y talento en motor de cambio social.


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