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Andrea Ixchel Martínez Marcos

Categoría: Cultura

Es difícil sonar convencida a la hora de decir que te mereces un premio. Es difícil, además, siendo mujer y una persona joven en este país. La sociedad tiende a olvidar que estamos ahí, que nos preocupan y conciernen todos y cada uno de los acontecimientos de este mundo. Somos ignorados o en el mejor de los casos, etiquetados. Generaciones de perezosos, poco preparadas, de desagradecidos, indolentes o pasotas. He oído de todo en mis dieciocho años de vida. Y lo siento, pero yo miro a mi alrededor, a mis amigos y compañeros, a la gente de mi edad, y no consigo encajar esa imagen con los individuos conscientes, motivados y abiertos al mundo que conozco y veo cada día. Nuestra voz es evitada, enterrada tras el miedo a lo que es diferente, a ese cambio que nosotros los jóvenes ya estamos demandado al mundo. Ante este desalentador paisaje he convertido la escritura en escudo y arma, en mi pequeña pero constante lucha, y que intento plasmar en mis textos, en mis relatos. Pues no son más que la búsqueda de una voz que consiga transmitir el espíritu de una juventud que batalla ante la injusticia, que no se conforma, que ya no sólo sueña con un mundo mejor, sino que se esfuerza por conseguirlo con sus acciones. Y estoy firmemente convencida de que la literatura, que es mi pasión y mi lenguaje, es la herramienta perfecta, capaz de usar las palabras para dotarlas de un nuevo significado y así despertar ideas dormidas que se encienden en las mentes de los lectores como pequeños resplandores de una conciencia mayor que todos nosotros. Es necesaria e imprescindible. Porque en el momento en que tus palabras y pensamientos son leídos por alguien más, dejan de pertenecerte y se convierten en una verdad independiente de cualquiera de nosotros. Ya lo decía el gran Franz Kafka: “La literatura es siempre una expedición a la verdad”. Es un proyecto ambicioso, soy consciente. Por eso pido el apoyo necesario para llevarlo adelante , porque creo en él como una realidad más que posible. ¿Por qué habría de desconfiar de un objetivo tan hermoso? Tal vez parezca una utopía inalcanzable, pero yo creo que los sueños dejan de serlo en el momento en el que se tiene la valentía suficiente para luchar por ellos.


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