Ester Munera Maravilla
Categoría: Ciencia
Cuando hablamos sobre el cáncer con personas de nuestro entorno son muchos los tipos que nos vienen a la mente, casi siempre los -mal llamados- populares, nombrando, rara vez, el cáncer de vejiga. El cáncer de vejiga es el décimo cáncer más común en el mundo con 500.000 nuevos casos diagnosticados y 200.000 muertes por año. Esta incidencia es aún mayor en países europeos como es España, en el que el cáncer de vejiga se encuentra en el top 5 de cánceres más frecuentes con 20.000 nuevos casos diagnosticados y más de 6.000 muertes registradas anualmente. Además de la elevada incidencia, uno de los principales problemas del cáncer de vejiga es la alta frecuencia de recidiva tumoral y las visitas periódicas que deben realizar los pacientes para las citoscopias de rutina, llevando en última instancia, a que sea una de las neoplasias malignas más caras por paciente para el sistema nacional de salud.
Actualmente, a pesar de los múltiples ensayos clínicos, no se han desarrollado nuevas opciones terapéuticas efectivas a lo largo de las últimas décadas, a excepción de la inmunoterapia que ha mostrado resultados prometedores en el 20-30% de los pacientes con CVMI. Si bien la investigación en esta enfermedad supone un reto a nivel científico en el diseño de un abordaje terapéutico eficaz debido a la gran heterogeneidad de la enfermedad y a la complejidad clínica que supone, conllevando un mayor reto social, la disponibilidad de nuevas terapias e información acerca de la biología molecular de la enfermedad tiene un alto interés científico, pero quizás mucho más interés social, al menos para esta población que actualmente carece de cura y que según hemos visto, tendría un gran impacto económico en el sistema sanitario y favorecería la mejora de la gestión de recursos sanitarios.
La investigación desarrollada en esta tesis doctoral ha demostrado que, mediante el uso de modelos animales como potenciales herramientas preclínicas, la combinación de inhibidores de ciclo celular (Palbociclib) con inmunoterapia (anti-PD-L1) podría ser beneficiosa para pacientes con CVMI y podría tener una aplicación directa en clínica a medio-largo plazo si la finalización de los ensayos preclínicos que estamos llevando a cabo confirman la eficacia de esta combinación terapéutica. Además, se ha estudiado el papel que juega la maquinaria epigenética en el cáncer de vejiga, abriendo nuevas líneas de investigación para el estudio de estas como potenciales dianas terapéuticas para esta enfermedad.
También, hemos apoyado el objetivo alianza, dado que durante el desarrollo de este trabajo se ha disfrutado de estancias en centros nacionales de investigación como es el CIMA en Pamplona y se ha colaborado con el Hospital 12 de Octubre, su centro de investigación (i+12) y su personal sanitario, demostrando que es indispensable el intercambio de ideas y el trabajo en equipos multidisciplinares para avanzar. Con todo esto, considero que la innovación científica y tecnológica es indispensable y tiene un altísimo impacto en el crecimiento económico de un país, siendo un factor clave, que repercute en la productividad y el bienestar de la población como se ha visto en los últimos años.
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