Ilusión por la vida. Una enfermedad cambió la vida de Adrián Ferrer, un joven periodista valenciano que tuvo que hacer frente a la muerte entre dudas, las mismas que busca resolver a través de Proyecto Idún.

Adrián Ferrer, ganador de la VIII edición de los Premios Talento Joven de Levante-EMV y Bankia en la categoría de Acción Social, sabe de primera mano cómo el cáncer cambia la vida. Le diagnosticaron leucemia linfoblástica cuando tenía 28 años, un duro trago que afrontó entre múltiples incertidumbres. Junto a tres compañeros que comparten su misma vivencia ha creado Idún, un proyecto que busca ayudar a jóvenes pacientes oncohematológicos y promover, del mismo modo, la donación de médula.

Recibiste con gran entusiasmo el premio de Talento Joven, ¿en quién o qué fue lo primero que pensaste?

Lo primero que pensé fue en que el esfuerzo, pesadilla y trauma que hemos vivido por fin se visibiliza y tiene una recompensa, fue la emoción de sentir que estamos yendo por el buen camino. Es como depositar confianza en que nuestro trabajo es necesario y tiene sentido, fue muy emotivo y emocionante.

'La gente piensa que los pacientes de cáncer somos víctimas, te tratan con pena y compasión'

Fuiste diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda cuando tenías 28 años. ¿Cómo te hubiese ayudado contar, en aquel momento, con un proyecto como el que has creado?

Esa es la premisa, de hecho. Poder dar respuesta a las dudas que yo tuve a la hora de afrontar la enfermedad es el eje estructural del proyecto. Que los pacientes nos conozcan y encuentren esperanza a través de nuestro testimonio, en primer lugar, así como solventar sus dudas. Desde la Fundación Josep Carrera nos han desviado pacientes oncohematológicos jóvenes que ya han contactado con nosotros. Nos hace mucha ilusión, somos cuatro creadores y, poco a poco, vamos sumando nuevos colaboradores a Idún con el único fin de ayudar a otras personas.

¿Idún surge de la necesidad o de la voluntad?

Cuando a mí me diagnosticaron la enfermedad fueron muchas las dudas que me surgieron, tanto durante el tratamiento como tiempo posterior, nadie te advierte de que puede haber secuelas que te condicionen. No encontraba respuesta a mis preguntas y el proyecto surge de esa misma necesidad, queremos contestar cuestiones sobre sexualidad, nutrición, deporte, fertilidad, etc. En definitiva, ofrecer herramientas para ayudar a otros pacientes a enfocar su nueva vida, pues el proceso de enfrentarte a la muerte es muy duro.

¿Qué ha supuesto para ti conocer a Beatriz, Jorge y Enrique?

Sin duda alguna, han sido mi fuerza y esperanza para ver mi futuro después de la enfermedad de forma esperanzadora. Antes del diagnóstico yo tenía, lo que consideraba en aquel momento, una vida perfecta. Vivía en Filipinas, tenía pareja y trabajaba en el sector audiovisual gracias a la compañía Sony Pictures. Al principio no veía nada más allá de la leucemia, pensaba que mi vida nunca iba a ser la misma. Gracias a ellos he recuperado las ganas de vivir, soy feliz y estoy muy orgulloso.

Lidera junto a Beatriz, Jorge y Enrique el proyecto Idún para la atención a jóvenes pacientes oncohematológicos. F. Bustamante

¿Cuáles son los objetivos que os marcáis como asociación a medio y largo plazo?

Nuestros objetivos son muy claros: abarcar el máximo numero de personas a nivel nacional para prestarles asesoramiento y, por qué no, expandirnos a nivel europeo. También queremos ser un referente a nivel nacional de gente joven que ayuda a gente joven, así como invertir en campañas de donación de médula. Somos un país solidario, pero en donación de órganos, no de médula. Por último, nos gustaría destinar fondos a diversas líneas de investigación de linfomas.

Licenciado en Periodismo, la comunicación parece no entrañar para ti ningún misterio. ¿Qué mensajes consideran que no calan?

Existe mucho desconocimiento e invisibilización respecto a la enfermedad, la gente piensa que los pacientes de cáncer somos víctimas. Al pasar una enfermedad oncológica te miran con compasión, te tratan con pena y eso genera rechazo. Es inevitable que surja una falsa sensación de inferioridad. Somos igual de aptos para hacer cualquier cosa, como el resto de la población. Respecto a la donación de médula ósea y cordón umbilical pasa lo mismo, sigue habiendo mucho desconocimiento. La gente aún piensa que al donar te quitan un cacho de espalda… Qué necesario es que este proyecto surja de gente joven para gente joven.

'Beatriz, Jorge y Enrique han sido mi fuerza para ver mi futuro de forma esperanzadora'

¿Consideras que el Sistema de Salud Público valenciano aborda las enfermedades oncohematológicas desde un perspectiva psicológica?

No tengo ninguna queja de los profesionales sanitarios que han tratado mi caso. Su empatía y profesionalidad ha sido excepcional, aunque sí es verdad que la vertiente psicológica se descuida un poco. En València tenemos la suerte de contar con Asleuval, pero es una asociación. No se invierte dinero público en el factor emocional, yo tuve asistencia psicológica gracias a esta entidad, no por la Conselleria de Sanidad. No debemos olvidar esta atención, tanto para los pacientes como acompañantes, porque es fundamental.

El Centro de Transfusión de la Comunitat Valenciana arroja datos esperanzadores sobre donación de médula. No obstante, solo el 35 % de esas donaciones son masculinas. ¿A qué crees que puede deberse?

Creo que parte del compromiso. Está demostrado que son las médulas de hombre las que funcionan mejor en receptores. Es más necesaria esta donación, pero quizá la información se recibe de forma más atractiva por las mujeres, vinculadas tradicionalmente a valores como la solidaridad. Hay un sesgo de género que se evidencia en aspectos como este, en la visión proactiva a la empatía y la ayuda. Sigue existiendo ese concepto de masculinidad ruda en la que la ayuda, quizá, no es una característica prioritaria.